En ocasión de la inauguración de sesiones ordinarias en el Congreso Nacional, los argentinos pudimos ver a una presidenta similar a la de los años anteriores, con un discurso plagado de cifras inverificables y mezclando realizaciones con proyectos. Fue imposible determinar cuáles son los logros de la gestión y cuales son meros artificios.
Además de evitar un discurso más conceptual y con más referencias al futuro, demostró, una vez más, la falta de voluntad política para el diálogo y la construcción conjunta de un país normal.
Por supuesto que omitió hablar de los temas que más afectan y preocupan a los argentinos como la inflación, la inseguridad, la pérdida de puestos de trabajo y la inestabilidad económica.
En un año electoral como el que comenzamos a transitar es importante llamar la atención sobre el retroceso en la calidad de vida de los ciudadanos y la falta de respeto por las instituciones y las normas que se desprenden del balance del actual Gobierno.
Este año tenemos la oportunidad de iniciar una transformación a nivel nacional. La oportunidad de avanzar, de dialogar, de aprender de nuestras diferencias y corregir errores.
Estoy convencido que el cambio y el futuro de la Argentina se encarnan en un proyecto de país distinto, con reglas de juego claras e igualdad de oportunidades. Y que ese proyecto es el liderado por Mauricio Macri junto a un gran equipo de personas que creemos que el Estado tiene que estar al servicio de la gente y no de la política.
Mi deseo es construir una mejor Argentina y espero que entre todos podamos lograrlo.
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