Cronista. 20 de Julio de 2016
Por una Argentina con crecimiento y sin corrupción
Han pasado ya los primeros seis meses del gobierno del presidente Macri, que suelen ser decisivos para marcar el rumbo y el destino de cada nueva administración, y podemos afirmar que se tomaron importantes decisiones para el crecimiento de nuestro país. Este nuevo rumbo incluye reparaciones históricas con los jubilados, el levantamiento de los cepos que nos impedían crecer, el refuerzo de la ayuda a quienes más lo necesitan, la normalización de la relaciones con el mundo, y la normalización del funcionamiento de instituciones de suma importancia como el Congreso, que volvió a ser la casa de la democracia y el debate, luego de largos años de ser la escribanía del partido gobernante.
También se terminó la manipulación de la Justicia, lo que implica que los jueces estén actuando con la libertad y tranquilidad que siempre debieron tener. Destaco también, el avance en materia de transparencia y ética en la función pública en contraste a la opacidad del gobierno anterior: acceso a la información, gobierno abierto y modernización del Estado son políticas públicas de gran importancia para el gobierno de Cambiemos.
Pero volvamos al Congreso. En esta primera mitad del año recuperamos el debate genuino en ambas cámaras. Las comisiones funcionaron con regularidad y sin discrecionalidad, dictaminando diversos proyectos, no solo del oficialismo sino también de la oposición. Consensuamos posturas y modificamos proyectos con los aportes de todos los bloques políticos y con la colaboración de especialistas. En cualquier país democrático este hecho no sería noticia, pero en Argentina sí, tras doce años de imposición de la mayoría absoluta kischnerista, de falta apertura al debate y de desprecio por quien piensa diferente.
En seis meses trabajamos y aprobamos desde la Cámara de Diputados iniciativas de gran importancia como el pago a los jubilados que litigaban contra el Estado para cobrar sus jubilaciones, la salida del default que resolvió un conflicto que le costaba mucho dinero a los argentinos, la eliminación del IVA al consumo de los jubilados y beneficiarios de planes sociales, y la aprobación de la ley de acceso a la información pública que posibilita un Estado transparente. Además, comenzamos con la reforma judicial y aprobamos la ley del arrepentido, nuevas técnicas de investigación y la extinción de dominio para bienes provenientes de la corrupción, más la ley de incentivos a las pymes.
Finalmente, rescato dos prácticas saludables para la democracia representativa y la transparencia, que en el seno del Congreso habían dejado de existir y han regresado con el nuevo gobierno del presidente Macri: el cumplimiento del artículo 101 de la Constitución Nacional con las rendiciones de cuentas periódicas del jefe de Gabinete de Ministros ante ambas cámaras y la visita de funcionarios del Poder Ejecutivo para explicar proyectos en tratamiento y dar la cara ante situaciones conflictivas.
Tengo la certeza de que cada día vamos a estar un poco mejor, dejando atrás una década de estancamiento, mentiras, corrupción y uso discrecional de los recursos públicos en beneficio de un partido político, y de los amigos y familiares del poder.
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